jueves, 27 de septiembre de 2012

MI TERCER RELATO

            Un viaje a Saturno en 5 segundos
Érase que se era, que en buena hora sea para ver a mi tía granjera. Kevin era un fantasma de 8 años que vivía en una nave espacial escondida entre unos arbustos en Cádiz. Vive solo en su nave espacial y a veces está muy triste porque no tiene amigos con quien jugar. Su aspecto era raro, llevaba  una peluca amarilla, un bañador de los antiguos que ya estaba pasado de moda y unas zapatillas deportivas nuevas. Era bajo, delgado y sus ojos eran rojos. Aunque él quisiera no llamar la atención todos se quedaban mirándolo porque su ropa era una mezcla de que se llevaba antes y la moderna de ahora. Kevin quería visitar a su abuela que era granjera porque estaba muy sola, sin nadie que la acompañara. Vivía en el planeta Saturno con su tortuga pero estaba muy sola sin vecinos ni familia cerca. Cumplía ochenta y cinco años y Kevin decidió regalarle un robot de cocina para que le ayudara a cocinar la comida. A Kevin no le hizo falta viajar en la nave espacial porque tenía una puerta mágica que en tan solo cinco segundos le llevaba al sitio que quisiera aunque estuviese muy lejos. Al llegar allí se encontró a sus cuatro hermanos, a sus tíos y a su abuela con un gorro de cumpleaños. Sus hermanos les habían regalado un estuche de pinturas. Tenía unas brochas para el colorete, un pintalabios, una colonia con olor a flores y un espejo. Sus tíos les regalaron una maceta grande y muy bonita, con unas flores rosas y otras blancas. Su abuela compró una tarta de chocolate y el numero ocho y el cinco para las velas. Le cantaron cumpleaños feliz y sopló las velas. Al soplar las velas llegó el sobrino de Kevin que tenía diecisiete años y era alto, delgado y muy guapo. Le regaló tomates, pimientos, rábanos, cebollas, lechugas, pepinos y un poquito de sal. Para hacer una ensalada para la noche cenar y se acabó este cuento con sal y pimiento y rabanillo tuerto.

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